Mirón, un ganador de la vida que sueña con volver

13-10-2016

Compartir


En junio de 2013, por una fuerte rodada en la arena de Palermo, Emiliano Mirón tuvo que dejar la actividad de jockey. A base de una intensa lucha salió adelante de un delicado estado de salud y actualmente presenta secuelas irreversibles como la pérdida de la vista en su ojo izquierdo,  la audición de un oído y el sentido del olfato, pero su pasión por su profesión puede más y tiene como objetivo volver a competir.

 

La profesión de jockey es una de las más lindas del mundo, aunque también tiene un alto nivel de peligrosidad. Emiliano Mirón es un látigo oriundo de Santa Fe que la luchó con el empuje de un verdadero campeón en una situación nada sencilla. Todo comenzó  cuando en la tarde noche del  30 de junio del 2013 durante una prueba en el Argentino se cayó sobre la cruz Artorius y presentó golpes en la cabeza como también una  triple fractura de la caja ósea.

 

El tiempo de recuperación fue extenso y tuvo su costo, pero su amor por esta profesión puede más y ahora piensa en serio la chance de volver a empuñar una fusta. “Quiero volver a competir. No tengo miedo de montar un caballo de carrera. Es mucha la ansiedad por esa sensación que sólo te la da ser jinete”, dice con firmeza y dejando atrás esos tres años y siete meses que le demandó su rehabilitación.

 

Su padre es Atilio, un reconocido entrenador del turf federal y uno de los que se niega a que lo intente de nuevo. “Se empaca cuando habló de eso”, confiesa Mirón con un término bien hípico, algo que conoce desde muy pequeño. No sólo su progenitor está en contra de su reaparición, sino también su esposa e hijos. “Ellos sufrieron mucho y los entiendo”, agrega. “Fue una desgracia con mucha suerte”, afirma Emiliano conociendo que transitó por una situación extrema.

 

Es uno de esos trabajadores que, pese a todo lo que sufrió, tiene una relación de amor incondicional hacia esta actividad. Un caso que conmueve porque sus gestos y palabras dan por garantizado que tiene una propia convicción. Ya ganó una carrera de las complicas; así que tiene muy merecido cumplir su meta.