06-10-2016
Se desarrolló la primera de las diez clases para capacitar peones que la Unión de Trabajadores del Turf y Afines, con el aval del Ministerio de Trabajo de La Nación y en forma gratuita, organizó en el Nuevo Hipódromo de Las Flores. Historias de progresos, en una jornada en la que la inclusión estuvo más que presente.
“Para ejercer esta profesión tienen que amar a los caballos. Y si están acá es porque sienten esa pasión”, fue la introducción del profesor Ramiro Zelko ante los asistentes en lo que significaba el puntapié inicial de la metodología de enseñanza de un oficio más que esencial en el turf y que impulso UTTA en el espacio para capacitación instalado en el escenario santafecino.
Se sabe que el peón es uno de los actores fundamentales en la campaña hípica de todo Sangre Pura de Carrera y una salida laboral en tiempos donde el trabajo no abunda; más lo relacionado con lo hípico significaron las aristas perfectas para que un grupo de 15 personas- cupo máximo para esta enseñanza- se animen al lindo desafío de aprender.
Variedad de circunstancias de la vida acercaron a estos alumnos a la que significó la jornada inaugural. Había historias de diferentes estilos; como la de Alejandra, que es la única mujer del grupo, y su vínculo con el caballo es casi por herencia; su padre es cuidador y jockey, mientras que su hermano es aprendiz; ambos en Las Flores. “Hubo una época que me animé a montar, pero lo mío es cuidar al caballo”, sostiene con cierta timidez.
Enseguida, si se habla de turf, está la presencia de Jorge; un conocedor de la actividad por ser, actualmente, un palafrenero en el mismo hipódromo. “Conozco este mundo desde hace años. Trabajo en esto, pero que me puedan dar un certificado es fundamental”, explica uno de los integrantes más sueltos del grupo.
Cuando hay ganas de progresar, no existe la distancia y el caso de Rubén Dario Jara es el ejemplo perfecto. Se recorrió los más de 100 kilómetros que separan Rafaela de Santa Fe, para presenciar los diferentes módulos. “Mi viejo fue capataz en Buenos Aires y quiero seguir los pasos de él. Sumar conocimientos siempre es bueno para poder utilizarlos en un futuro”, sintetiza el muchacho de 26 años que, entre sus pertenencias, conservaba su ticket de bus que lo iba a devolver a su hogar.
Todos sueñan con sacar un crack y llama la atención el conocimiento que tienen sobre este deporte. “La gloria sería poder tener un caballo que gané el Pellegrini de Santa Fe. Soy de acá y esa sería mi clásico a ganar, aunque también cruzar primero en Buenos Aires sería lindo”, se ilusiona Maximiliano; fanático de River, que luce una gorra con el escudo del club de Nuñez.
Tener una doble variante es un recurso de valor. Lucas compite como aprendiz en Las Flores, tiene 18 años pero como todavía le falta crecer y considera que la va a costar dar el peso para seguir siendo jinete se la juega para atender un equino todas las mañanas. “No nací para otra cosa. Si el día de mañana no puedo correr, estoy tranquilo que seguiré ligado a este mundo”, confiesa.
Fue la primera de las diez funciones que las ganas de aprender y progresar se encendieron en Las Flores. La capacitación UTTA promete seguir con más capítulos sobre los secretos del oficio del peón; ese mismo que requiere mucho sacrificio como también adoración especial por el caballo.