02-07-2020
Regresó el Turf en Argentina, embanderado de federalismo para envolver los cuatro puntos cardinales y a sus miles de aficionados deseosos por volver a vibrar con la mística de una carrera de caballos.
Retornaron las blusas de sedas sobre la arena, el paseo previo, la colorada al viento, la campana de largada, la disparada, el fustazo corto, la atropellada larga, el disco, los triunfos, las derrotas y la fe. Los gritos contenidos por el aislamiento obligatorio, e imparables al empuje del sentimiento cuando vienen doblando el codo y hay entonces rienda suelta a la pasión.
La reunión llevada a cabo esta tarde en el Hipódromo de Río Cuarto, primera en el país desde mediados de marzo, tuvo visos de epopeya por las particulares circunstancias que la rodearon. Porque el pasado miércoles ya estaba cancelada, pero nadie renunció. Tampoco el jueves, con muchas personas de ADN hípico moviendo cielo y tierra en altas esferas ejecutivas de la Provincia de Córdoba para modificar el marcador.
Y de golpe, en pleno viernes, un mensaje empezó a correr cual reguero de pólvora por redes sociales y grupos de WhatsApp: “autorizaron a Río Cuarto para el domingo”. La incredulidad dejó paso a la ilusión, la confirmación se transformó en la mejor noticia del año para un Turf tan alicaído, y del resto se encargó la Secretaría de Carreras, con Iván Grillo a la cabeza para armar el Programa Oficial en tiempo récord.
Todo fue el fruto de una comunión de espíritu, compromiso e ideales. De las arduas gestiones de propietarios, criadores, profesionales y trabajadores para no bajar jamás los brazos, para siempre creer que aún existían chances, para presentar un escenario lindísimo en medio de una crisis sin igual. De las conversaciones de integrantes del Consejo Directivo Nacional de UTTA, a nivel gubernamental, para ratificar condiciones sanitarias de funcionamiento oportunamente subrayadas en distintos protocolos.
Y el Turf Federal, lejos de desangrarse en estériles disputas intestinas, emprendió el camino de la unión para edificar velozmente esta hermosa proeza invernal celebrada con una sonrisa en cada rincón provinciano de la nación. Acaso haya significado, en instancias tan preocupantes para la Industria Turfistica –puede desaparecer si en breve no le permiten comenzar a marchar-, un espejo de réplica para otros hipódromos similares, hermanados en eso de construir a pulmón; y el puente de acceso hacia la nueva normalidad para los reductos centrales. Nada menos.
Algo así como una semilla que deberemos regar a diario en la búsqueda de diferentes horizontes, para cabalgar en un futuro no tan remoto bajo el signo épico de otro sol.