La formación que permitió descubrir una vocación

09-11-2017

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Marcos Peirano es uno de los integrantes del curso para Peón de Turf, que la UTTA desarrolló en el hipódromo de Azul y a pocas horas de egresar consiguió empleo en un stud. “Encontré con los caballos una interesante profesión”, sintetiza.

 

El ritual de inflar su bicicleta para recorrer la distancia que separa su hogar con el hipódromo se repetía una y otra vez. A medida que la profesora María Cristina Medina exponía tanto lo teórico como lo práctico sobre los secretos de cuidar un Sangre Pura de Carrera, el interés de Marcos Peirano crecía a pasos agigantados; al punto que con certificado en mano empezó a realizar tareas en un stud.

 

“Todo comenzó porque estaba desocupado y me enteré de esta formación a través de la oficina de empleo. No conocía nada sobre la actividad y quedé encantado. Encontré con los caballos una interesante profesión”, cuenta este muchacho que usa una boina negra, siendo una particularidad que lo caracteriza.

 

Nacido en Olavarría se siente muy a gusto en Azul. “Es mi lugar en el mundo. Es un aire distinto y es muy tranquilo”, indica. En estos años anduvo por Mar de Ajó donde cumplió las tareas de ayudante de albañil hasta que recaló en esta parte de Buenos Aires y apunta: “Estoy seguro que conocer el mundo de los caballos significa un avance en mi vida”.

 

¿Cómo hizo para conseguir un trabajo dentro del turf? Es una pregunta que tiene pronta respuesta y deja en evidencia que cuando se quiere se puede. “Un compañero ya era peón desde hace mucho tiempo y nos hicimos amigos. Me contactó con el capataz y acá estoy.”, subraya con entusiasmo.

 

Hacerle la cama a un caballo, limpiarlo y sacarlo a caminar son actividades que Marcos ya ejerce en forma habitual. Lo aprendió a base de interés y un marcado esmero para progresar. Salió adelante con esta noble industria en la que la mano del hombre es de vital relevancia.